Decorada con dos rosetones en la parte superior y en la parte inferior tres semicírculos alternos que posiblemente serían cuatro casi tangentes al círculo central. De los dos de más abajo solo se conserva el comienzo de uno de ellos.
En la parte central el texto dedicado a la Fortuna Balnearia: “FORTVNAE BALNEARI T POMPEIVS PEREGRINIANVS PROSALVTE SUA E SVORUM DICAVIT” (A la Fortuna Balnearia T Pompeio Peregriniano a favor de la salud suya de y de los suyos dedico). En la parte superior conserva una huella de una posible estatuilla tal vez de la diosa Fortuna que tendría el ara de pedestal. Este altar romano formaba parte de unas termas construidas en la Fuente de la Mortera en Pumarín cuyas aguas curativas ya se conocián antes de la llegada de los romanos.
La Fortuna es la diosa del destino, pero especialmente de la prosperidad y la felicidad. Algunos lugares tenían su Fortuna propia con diversas apelaciones, como en los baños donde aparece como divinidad protectora. T. Pompeio Peregriniano es además el primer ciudadano romanjo gijonés que se conoce y para Manuel Fernández Miranda sería quizá un militar romano que tras las campañas del norte y la posterior pacificación del terrano trasmontano fue premiado, con terreno para colonizar, como era la costumbre.
En Hispania se ha encontrado solamente, otro ara consagrada a la Fortuna Balnearia, en Duratón (Segovia). Forma parte de la fachada de una casa construida con aprovechamiento de materiales antiguos y que actualmente se encuentra en ruinas. Este ara de Duratón está dedicada por el legionario Valerio Bucco pues esta diosa tuvo mucha devoción entre los militares.
Durante el Imperio Alto se desarrolla mucho su culto iniciándose entonces peregrinaciones a sus santuaríos y erigiendo exvotos y epígrafes de gratitud. Se sabe que el ara fue descubierta antes de 1826 pues en esa fecha aparece en el diario de avisos de Madrid. Aparece mencionada en Las Memorías de la Real Academia de Historia (T. VII año 1832, pág. 22) y fue de tal importancia el hallazgo que la visitaron eruditos como Hübner, Vigil y Ceán Bermudez. Juan de Dios de la Rada Delgado da cuenta de ella en su obra con motivo del viaje de los reyes y altezas a Gijón en 1858, donde menciona que estaba en una pilastra de un portal de la calle Corrida 15 y así lo corrobora Rendueles Llanos en 1867. En 1899 se vuelve a mencionar en el libro de Julio Somoza publicado con motivo de la Exposición Regional de 1899.
En esta casa vivió el ingeniero Justo del Castillo y su familia desde 1900 pues es cuando se hace el primer padrón municipal. La casa era propiedad de su suegra, por lo que el ara pasa a ser de Justo del Castillo por medio de ella.
Parece que el ara le inspiró en la creación de un balneario en la playa de Gijón. Justo del Castillo realizó descubrimientos arqueologicos en 1874 en la Cueva de la Vieja en Peña Parada (Quirós) y en los yacimientos paleolíticos de la Cuevona en Ribadesella y la Cueva de Collubil. Desde entonces ha estado en propiedad de los herederos de don Justo en una farmacia de la calle Corrida durante gran parte del siglo XX.
En la antigüedad Asturias tenía sus propias divinidades y esta pieza es de los pocos testimonios conservados que demuestran un culto a las divinidades romanas protectoras. En Gijón se le da tanta importancia que el Ayuntamiento realizó una copia miniatura para obsequiar a las autoridades que visitaban la ciudad y hay una calle con el nombre Fortuna Balnearia. Medidas: 96 x 37 cm.
Referencias: “Epigrafía Romana de Asturias”; Francisco Diego Santos, Instituto de Estudios Asturianos, Principado de Asturias, Oviedo 1985 págs. 40-42. Opibum. Cuadernos de Investigacion nº 11 2015:00-112. IE Universidad, Segovia ISSN: 1885-6292 “Altar a Fortuna Balnearis de Duratón (Segovia, España) Emilio Illarregui”.