SEBASTIÁN MARTÍNEZ DOMEDEL
Jaén c. 1615 - Madrid 1667

San Pedro en lágrimas
Óleo sobre lienzo
Medidas 39 x 37,9 cm

En este cuadro de formato vertical, se representa a San Pedro en lágrimas mientras está rezando. Es, sin duda, un tipo iconográfico recurrente para el Príncipe de los Apóstoles, ya que muestra de forma humana al santo y acerca al fiel a la oración.
Martínez Domedel fue un pintor jiennense del siglo XVII que se formó en el taller de su padre Bartolomé Martínez. En Córdoba recibió ciertas influencias de la estética de Herrera el Viejo (1590-1654) y Antonio del Castillo (1616-1668), pero también de la linea caravaggesca, de Ribera (1591-1652) y de Zurbarán (1598-1664). La destreza de su pintura le otorgó los puestos de pintor en la Catedral de Jaén y de la Corte de Felipe IV, asumió ambos cargos en 1660.
Trabajando normalmente con encargos para espacios religiosos, acostumbraba a tratar iconografías católicas, aunque su inquietud le abrió camino en la pintura de paisaje. Temáticamente, el pintor elige un episodio posterior a la Negación de Cristo, en la que se muestra a San Pedro en actitud de arrepentimiento.
Para ello, el cuadro presenta un tipo habitual en su pintura, el de hombre de avanzada edad, barba frondosa y canosa, que a su vez evidencia la influencia del naturalismo andaluz. La pincelada de este pintor entronca directamente con la escuela cordobesa del momento, lo que provocó que su fama se extendiera rápidamente. El tratamiento de la túnica del santo es común a sus obras; los plegados son pesados, por lo que describen muchos pliegues. El colorido también se consideró moderno para su tiempo, el tono verdoso de la túnica es poco común y demuestra una revolución en la paleta del pintor. En cuanto al fondo de la composición, es habitual en la producción de este pintor representar a sus personajes en un fondo penumbroso. Sin embargo, aunque Martínez desglose una serie de elementos en sus pinturas, lo hace de forma sencilla, sin que se cree una sensación de horror vacui.
En sus composiciones, evidencia la influencia de algunos maestros del momento, pero siempre con un toque característico de su producción. En este caso, este distintivo se aprecia en la individualización del santo y en la brillantez de los ojos. Del mismo modo, aunque la barba no permite apreciar la delimitación del rostro por completo, se advierte cierta redondez, rasgo que también se aprecia en el semblante de la Inmaculada Concepción que realizó para el Convento del Corpus Christi (Córdoba).
Martínez pintó en otra ocasión esta iconografía, que hoy se encuentra en la Colección Granados (óleo sobre lienzo, 162 x 103 cm) que representa a San Pedro de cuerpo entero en soledad junto a sus atributos más conocidos: las llaves y el libro.

Agradeecemos a Rafel Mantas Fernánez su ayuda en la catalogación de ésta obra.